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6 cosas que me hubiera gustado saber antes como estudiante de piano

Como estudiante de piano, hay ciertas cosas que me hubiera gustado saber desde el principio y que creo que me habrían ahorrado algunos años de "mal estudio". Y se trata, principalmente, de saber cómo estudiar y cómo enfrentarse a una pieza, y de algunos aspectos técnicos.


Cómo estudiar


Respecto a cómo estudiar, os comparto 3 aspectos que fueron un antes y un después:


  1. Saber que mi cerebro lo memoriza todo, también todo lo que hago mal, los errores, los ritmos incorrectos, cada vez que me paraba justo en el mismo sitio, etc. Eso me hizo estudiar de otra manera y preguntarme si, lo que le estaba dando a mi cerebro, era en mayor porcentaje buen material, para que fuera ese el que imperara.

  2. Saber que no hace falta estudiar muchas horas seguidas. Tal vez os sorprende saber que los pianistas que estudian muchísimas horas seguidas (yo lo hice durante un tiempo), aprovechan solo un pequeño porcentaje de las horas. Identificar cuales son los momentos de mejor concentración del día y hacer pausas frecuentes mejora muchísimo el resultado. Y saber estudiar correctamente, reduce mucho las horas necesarias.

  3. Saber que la atención del cerebro es más reducida de lo que pensamos. A veces invertimos mucho tiempo en estudiar pasajes largos y no mejoran. No nos damos cuenta de que, cuando llegamos al final del pasaje, nuestro cerebro ya no está registrando el principio. Es mucho más útil tocar secciones más cortas y, la manera de saber si son de la longitud correcta es, revisando si somos conscientes de todo lo que estamos haciendo, o nos sentimos perdidos o algo estresados por la cantidad de información que hay en esa sección. Es mejor trabajar con una longitud que nos ayude a desmenuzar el pasaje con conciencia.


Técnica


Y aquí los 3 aspectos técnicos que me hubiera gustado saber antes.


  1. Relajación. Como estudiante adolescente había oído sobre la relajación en general y sabía que la necesitaba, pero no tenía herramientas para aplicarla. Como tantas cosas en el piano, la manera de relajar no siempre es lógica, pero os dejo con este consejo: intentad evitar la rigidez y buscad siempre el movimiento, aunque sea relajando ligeramente la muñeca. Cuanto más quietos, más tensión. Y, cómo no, ¡siempre con equilibrio! Ya que moveros demasiado... tampoco ayuda.

  2. Anticipación. Acostumbrarse a llegar siempre unas milésimas de segundo a una posición antes de tocar mejora mucho la precisión y da mayor seguridad. Para ello, hay que estudiarlo y saber bien qué nos espera durante los siguientes segundos en la partitura.

  3. Espacio en la palma. Es muy común dejar que la palma de la mano colapse, hundir los nudillos y subir demasiado la muñeca, todo lo cual provoca tensión y nos priva de agilidad. Para ello hay que empezar a observar la mano, tocar despacio en algunos momentos del día y corregir la posición. Cerrar el pulgar y el meñique un poco como si hicierais pinza, ayuda a recuperar la posición de la palma.


¡Y hasta aquí el post de hoy!


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