¿Somos hoy día oyentes menos musicales?
- Raquel García
- 11 mar
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 12 ago
Ayer tuve una conversación interesante en la comunidad de Aaron Petit, un pianista que ha ganado muchísimos concursos y ha observado con atención muchos más. El tema del día era el fraseo musical, que llevó a algunas preguntas, por ejemplo, por qué hoy día es mucho más importante la velocidad y no errar ninguna tecla que la musicalidad.
El nivel técnico de piano ha subido, y esto lo sabemos porque, incluso en las grabaciones más antiguas, se escucha que no se daba tanta importancia a fallar varias notas, pero sí era indispensable la musicalidad.
Hoy día, sin embargo, ocurre muchas veces que el primer ganador de una competición prestigiosa es el más previsible y que, los más musicales y los que tienen más personalidad, quedan en puestos más bajos.
Y eso nos llevó a preguntarnos, si la manera de escuchar del público ha cambiado y, si es así, por qué: ¿será por las grabaciones que hay disponibles?
Hace ya un tiempo que creo (y otras personas comentan y critican, como Twoset Violin) que también hacen daño programas de televisión como Got Talent, completamente preparados y centrados en forzar emociones, que dan la mayor importancia a las notas agudas, a cantar fuerte y, en definitiva, a hacer show. O algunos pianistas clásicos que optan por crear un espectáculo con su manera de interpretar, moverse y vestirse.
Durante mis años de profesora y de estudiante, casi no he visto musicalidad. Parece que lo más importante sea la mecanografía del piano y, aunque ya tenemos mucho trabajo con ella, ¿no se entiende que debería estar al servicio de la música?
Todo esto me lleva a pensar si los oyentes son los que ya no están acostumbrados a la musicalidad, y si muchos intérpretes fomentan la situación ofreciendo música poco expresiva y muy mecánica.
Por fortuna, aún quedan joyas hoy día (Daniel Barenboim, Maria Joao Pires, Daniil Trifonov, Alexandra Dovgan, Seong Jin-Cho y un largo etcétera) que nos demuestran continuamente que la excelencia técnica está al servicio de la música, y que el deber del concertista es expresar la pieza para que el público la entienda.
¿Qué opinas tú de este tema?







Hoy en día gran parte de la mercadotecnia musical promueve la efervescencia del momento y satisfacción inmediata, lo cual es extrapolable a prácticamente todo lo que nos rodea en lo que respecta a causa efecto. La ausencia de musicalidad es un daño colateral más, probablemente los intérpretes que carecen de ella lo hacen porque no tienen en cuenta el contexto de la obra, la época del autor, etcétera... Y así se transmite y se vende más rápido el discurso del adorno o la pose. Por suerte como bien dices aún quedan algunos y algunas intérpretes y nuevos también.